jueves, 2 de mayo de 2013

Elecciones

Los que me seguís en Twitter y en el blog, al leer "elecciones" ya sé lo que estáis pensando: ¡Fran va a despotricar contra el puto Rajoy y toda esa chusma!!. En realidad podría, pero no voy a hablar de política ni de ese tipo de elecciones. Que no es por falta de ganas ojo, que si hay que hablar mal de este gobierno yo el primero. Y si hay que repartir hostias a diestro y siniestro contra todos esos infames, yo también el primero, que ahora me llamo como el Papa.

Pero quiero hablar de las elecciones que tomamos en la vida. No me quiero poner profundo ni nada de eso, de hecho demasiado profundo ando ya últimamente. Pero creo que no nos damos cuenta de como cada paso y decisión que tomamos cambian el resto de las que estén por venir, y como mínimo me parece interesante y digno de una breve reflexión. También te digo que si ya ves que esto te va aburriendo y prefieres que me meta con Rajoy, no se, vuelve en unos días y la siguiente entrada prometo dedicarla al PP y juro por la Cospedal que no dejaré títere con cabeza, habrá insultos, salidas de tono, hostias como panes y demás.

Todo esto viene a cuenta de Walter Bishop. Llamadme friki, pero le he cogido mucho cariño a ese entrañable loco de la serie Fringe. En un capítulo, ni recuerdo cual ni porqué, hablaban del futuro, y lo más importante, de los distintos futuros que podemos tener en función de que decidamos hacer. 
Por ejemplo, supongamos que tienes un buen trabajo. Y mañana te llega una oferta de otra empresa. Tienes tan solo dos opciones, quedarte como estás o aceptar el cambio. En ese punto, en esa decisión tú futuro se ramificará en dos caminos. El camino de elegir el nuevo trabajo te llevará irremediablemente a tener nuevas experiencias, conocer gente nueva, y vete a saber a donde puede llevarte. Si por el contrario te quedas como estás, igualmente es otro camino, y puede llevarte a tener más seguridad, pero también más aburrimiento. La cuestión es que por cada ramificación de tú futuro se abren muchas más. Para llegar al final, que es el mismo para todos, tienes cientos de miles de posibilidades, de direcciones y de elecciones que tomar.

Y dirás, ¡¡pues vaya mierda de entrada que has escrito!!. Pues si, que pasa, lo pone en la cabecera del blog, esto es un "mierda-blog". Pero espera, que no he terminado, ahora llegamos a lo que de verdad me importa y a donde quería ir a parar. (al menos lee el último párrafo que me ha quedado chulo, en plan Braveheart)
Las elecciones las hay de dos tipos (diría que casi de tres). Puedes elegir con la cabeza. Puedes elegir con el corazón/alma/intuición/tripas. O puedes elegir con el culo. Esto último no es recomendable, pero a veces pasa, ¿como si no se explica que eligiésemos a Mariano Rajoy? eh? eh?.

Pero bueno, vayamos al grano, ¿elegir con cabeza o elegir con las tripas como dice Andrés Delgado? Yo lo tengo claro, las tripas siempre, las tripas, el corazón y la pasión. Si eliges con cabeza es cierto que no sé, siempre tendrás esa falsa sensación de seguridad de que todo lo has meditado bien, de que lo que estás haciendo es lo correcto (¿que es lo correcto?*) y bla, bla, bla. Está bien de verdad. Si tú cabeza funciona correctamente, tal vez eso sea lo mejor. En mi caso ya sabemos que no me funciona muy bien.

Pero, ¿te has parado a pensar que elegir con cabeza, elegir de manera fría y calculada no te asegura el éxito? Es decir, imagina que tomas una decisión tremendamente meditada. Eliges una de las bifurcaciones que tú futuro tiene para ti. Eliges la que crees más segura, la que te da más tranquilidad. Que si es así, si es la más segura, probablemente sea la más cómoda y fácil. Si eliges así y te falla, ¿que haces?, ¿de que te habrá servido pensar tanto?. 
Y tú, que te gusta la seguridad, que te gusta pensarlo todo tanto me dirás. Sí pero, ¿y si elijo con el corazón y me pego la hostia igualmente?. Pues si, la hostia te la vas a dar. Y si encima esa hostia viene precedida de una decisión que tomaste con el corazón, probablemente duela más. Pero también te digo algo:

Si tienes que estrellarte hazlo a lo grande. La gente estamos hechos para decidir con el corazón. Es la sociedad la que nos reeduca, la que nos obliga a pensar con cabeza, a atarnos a cosas tan absurdas como una hipoteca. Si tienes que pegarte una hostia, pégatela. Pero hazlo con pasión coño. Que la vida son dos días, que no sabes donde estarás mañana. Si mañana te mueres, ¿habrá valido la pena tú vida? Si mañana dejaras de existir, ¿hiciste todo lo que querías hacer? ¿Te has quedado alguna vez sin aliento? ¿Has llorado de emoción? ¿Sabes lo que significa realmente vivir? ¿Has amado de verdad? ¿has llamado perra a tu vecina?... La vida vale la pena cuando le echas huevos, cuando a pesar de que tú cabeza te pide no saltar al vacío, algo dentro de ti, llámalo como quieras, te dice que saltes, que la caída valdrá la pena, que sentirás que puedes volar. 

Y si, esto es filosofía barata de esa que te venden en el teletienda. Y puede que sea una entrada algo rara. Pero coño, vive, vive y deja vivir. Vive y cuando te encuentres ante dos o más caminos, elige el bueno, elige el que te revuelva el estómago, el que te haga sentir vivo y pequeño ante la grandeza de lo que te espera más allá. Sé valiente. No seas mediocre. Vive, intensamente, sin mediocridad.


*¿Que es lo correcto? ya escribiré sobre ello. Pero creo que lo correcto es casi con total seguridad lo que todo el mundo te dice que no lo es.